Aderezos infaltables

Si pensamos en las cosas que no pueden faltar en una mesa para resaltar el sabor de la comida, automáticamente pensamos en dos: el aceite de oliva y el aceto. Para distintos gustos, pero con el mismo objetivo.

¿Pero para qué sirven y por qué son tan elegidos?

El aceite de oliva es una grasa vegetal, y si bien el mercado ofrece distintos tipos, hay grandes diferencias en cuanto a la calidad. Por este motivo te recomendamos elegir siempre aceite de oliva extra virgen ya que contiene menor acidez, (menos del 0.80% según legislación argentina) y es mejor para degustar en crudo, sea en tostadas o ensaladas.

Por otro lado, el aceite de oliva virgen sigue siendo una mejor opción al resto de los aceites, y se puede utilizar tanto para freír como para elaboraciones varias.

Tiene múltiples usos:

• Como alimento, para aderezar ensaladas y carnes.
• Como complemento, para preparar salsas como el alioli.
• Como conservante.
• En el campo de la belleza y cosmética, para preparar jabones, cremas e hidratantes.

El aceto balsámico es el zumo natural de la uva blanca que se avinagra sin colocarle alcohol. Su proceso de elaboración es más complejo que el de los vinagres, alcanzando la maduración luego de 12 años.

Se suele utilizar para resaltar el sabor de quesos y frutas, o como acompañamiento de carnes asadas y pescados. Su característica principal es que agrega acidez a los platos.

Cabe hacer una primera distinción entre el aceite de oliva y el aceite de oliva extra virgen, y es que el segundo se obtiene mediante un prensado mecánico. Esto significa que al ser menos procesado se obtiene una mayor concentración de antioxidantes, aliados para combatir enfermedades relacionadas al corazón.
Otros beneficios:

• Grasas saludables.
• Eleva los niveles de colesterol bueno (HDL).
• Previene la aparición de diabetes.
• Disminuye el colesterol “malo” (LDL-c).

En cuanto al aceto, es un derivado de las uvas y se fermenta en barriles de madera. Con el tiempo fue cobrando mayor protagonismo, aunque se remonta a varios cientos de años.

Hoy, el aceto es un imperdible de las comidas. Dato curioso, se le dice balsámico porque antiguamente se lo usaba como bálsamo corporal y como medicamento.

Sus beneficios:

• Reduce el azúcar en sangre.
• Ayuda a perder peso gracias a que contiene probióticos.
• Facilita la digestión.
• Promueve la buena circulación de la sangre.

En ambos casos lo primordial es leer la etiqueta. Esta contiene toda la información que necesitamos conocer sobre el producto que vamos a comprar.

Veamos en qué debemos fijarnos en cada caso:
Aceite de oliva:

• Elegir siempre Extra Virgen.
• Es un producto con fecha de vencimiento, por lo tanto, está bien comprar aquél de cosecha más reciente.
• Evitar los aceites de precios bajos, estos suelen ser en casi todos los casos, de baja calidad.
• Evitar aquellos aceites de apariencia turbia (que no tiene que ver con el color).

Aceto:
Vale hacer una aclaración con respecto a este aderezo, y es que raras veces lo podremos conseguir en un supermercado ya que se trata de un producto muy exclusivo. Por lo general nos intentarán vender un aceto endulzado artificialmente.

En qué fijarnos…

• Su color debe ser marrón oscuro, con un 16% de acidez.
• El verdadero aceto balsámico tiene el sello de autenticidad de Módena, Italia.
• Aroma delicado. Sabor agridulce.
• No debe tener conservantes ni colorantes.

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